Babosa de mar
¿Sabes lo que son las babosas? Son como caracoles sin concha, que se arrastran por el suelo dejando un rastro de baba. Pues las babosas de mar son parecidas, pero viven en el mar y tienen muchos colores. 🌈
Aquí te voy a contar algunas cosas interesantes y curiosas de las babosas de mar:

Las babosas de mar pueden nadar moviendo su cuerpo como una ola. Así pueden ir de un sitio a otro más rápido, aunque la mayoría prefieren quedarse quietas en el fondo o en las plantas del mar. 🌊
Hay dos tipos diferentes de babosas de mar: unas que tienen un manto que les cubre parte del cuerpo, y otras que tienen unas plumas que les salen de la espalda. Estas plumas se llaman ceratia y les sirven para respirar. También les dan un aspecto muy bonito, como si fueran flores o estrellas. 🌺
Las babosas de mar se alimentan de otras plantas y animales que viven en el mar, como las algas, las esponjas o las anémonas.

Algunas babosas de mar son muy listas y no se comen las partes de las anémonas que pican, sino que las guardan en su cuerpo para defenderse de los que quieren comérselas. Así, cuando alguien se acerca, les lanzan unos pinchazos que duelen mucho.
Otras babosas de mar tienen otro truco muy especial: pueden hacer fotosíntesis. ¿Sabes lo que es la fotosíntesis? Es lo que hacen las plantas para obtener energía del sol. Pues algunas babosas de mar también lo hacen, porque se comen los cloroplastos de las algas, que son unas bolitas verdes que tienen dentro y que les permiten captar la luz solar. Así, las babosas de mar pueden obtener energía extra del sol, igual que las plantas.
Las babosas de mar son muy diversas y hay muchas especies diferentes. Se estima que hay más de 2000 especies conocidas, pero puede haber muchas más que aún no se han descubierto. Algunas son muy pequeñas y miden menos de un centímetro, y otras son muy grandes y pueden llegar a medir 40 centímetros. Algunas tienen formas y colores muy raros, como si fueran de otro planeta.

¿Qué sentí cuando la vi?
“Cuando vi una babosa de mar por primera vez, me quedé muy sorprendida. Era tan bonita y tan diferente a todo lo que había visto antes. Tenía unos colores muy vivos, como el rosa, el azul o el amarillo, y unas plumas que le salían de la espalda. Parecía una flor que se movía por el agua.
Me dio mucha curiosidad y quise saber más sobre ella. Me acerqué con cuidado y la toqué con un dedo. Era suave y resbaladiza, como una gelatina. No me hizo daño, sino que me miró con unos ojitos muy pequeños. Me pareció que era muy simpática y que quería ser mi amiga.
Me sentí muy feliz y le sonreí. Le dije que se llamaba babosa de mar y que era un animal muy especial. Ella me hizo un ruidito como si me entendiera. Me gustó mucho conocerla y jugar con ella. Fue una experiencia muy bonita que nunca olvidaré.»
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