Avestruz
¿Sabes qué son los avestruces? Son unas aves muy grandes que no pueden volar, pero que corren muy rápido. Viven en África, en lugares donde hay mucha hierba y árboles. Tienen el cuello y las patas muy largas, y las plumas de colores.
Los machos son más bonitos que las hembras, porque tienen las plumas blancas y negras, y las hembras las tienen marrones. Los machos también hacen un baile muy gracioso para enamorar a las hembras, y se ponen el pico rojo cuando quieren tener bebés.
Los avestruces son muy especiales por muchas cosas. Por ejemplo, sus huevos son los más grandes de todas las aves, y pueden pesar más que un kilo. ¡Eso es mucho! Además, ponen los huevos en un nido que hacen entre todos, y se turnan para cuidarlos.
Cuando nacen los pollitos, son muy pequeños, pero crecen muy rápido. Los padres los protegen de los animales malos que quieren comérselos, como los leones o las hienas.
Otra cosa muy curiosa de los avestruces es que comen piedras y arena. ¿Te imaginas? Lo hacen para ayudar a su estómago a triturar la comida, porque no tienen dientes. También comen plantas, semillas, insectos y hasta lagartijas o ratones.
No necesitan beber mucha agua, porque la sacan de las plantas que comen. Pero si ven un río o un charco, aprovechan para beber un poco.
Los avestruces tienen los ojos muy grandes, y pueden ver muy bien. También tienen dos dedos en cada pata, y uno de ellos tiene una uña muy grande que parece un cuchillo. Con esa uña pueden defenderse de los enemigos, y darles patadas muy fuertes. Por eso hay que tener cuidado con los avestruces, y no molestarlos.
Los avestruces me parecen unos animales muy divertidos y sorprendentes. Y me ha encantado estar con ellos.
¿Qué sentí cuando lo vi?
«Hoy he visto un avestruz y a su bebé. Eran muy grandes y tenían muchas plumas. La mamá avestruz me miraba con sus ojos enormes y yo le sonreía.
El bebé avestruz era muy tierno y juguetón. Se acercó a mí y me picó la mano con su pico. No me dolió, solo me hizo cosquillas. Me reí mucho y le acaricié la cabeza. Me gustó mucho tocar sus plumas suaves.
El bebé avestruz se puso contento y me siguió por el campo. La mamá avestruz también me siguió, pero con más cuidado. Me sentí muy especial por tener dos amigos tan especiales.»
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