Dragón de Komodo
Los dragones de Komodo son como los superhéroes de la naturaleza. Viven en un lugar mágico llamado las islas menores de la Sonda, en Indonesia. Imagina una isla soleada con palmeras, playas de arena blanca y, por supuesto, ¡dragones enormes!

Estos lagartos son los más pesados del mundo. Algunos adultos pueden medir hasta 3 metros de largo y pesar más de 130 kilos. Eso es como tener un dinosaurio pequeñito en tu jardín. 🦎
¿Por qué son importantes? Bueno, imagina que los dragones de Komodo son como guardianes de su isla. Protegen el equilibrio de la naturaleza. ¿Cómo lo hacen? Pues, comen de todo: ciervos, búfalos de agua, cerdos e incluso dragones de Komodo más pequeños. A veces, ¡incluso se atreven a probar a los humanos! Pero no te preocupes, no es algo común. 😅

Cuando cazan, se esconden entre los arbustos como si fueran detectives secretos. Esperan pacientemente a que pase una víctima despistada. ¡Zas! Saltan sobre su presa con sus garras afiladas y sus dientes como los de un tiburón. Y aquí viene lo más increíble: su saliva está llena de bacterias venenosas. Si muerden a alguien, esas bacterias pueden hacer que la víctima se sienta muy mal y, en casos raros, incluso pueden matarla. 😱
Pero no todo es cazar y comer. Las mamás dragones ponen huevos, como si fueran huevos de dinosaurio. Cuidan esos huevos durante meses. Cuando nacen, las crías son verdes con rayas amarillas y negras. Pero a medida que crecen, se vuelven de color gris o marrón rojizo. ¡Son como pequeños dragones en miniatura! 🥚🐣

Los dragones de Komodo también son importantes para los científicos. Aunque llevan millones de años en la Tierra, los científicos solo los estudian desde hace un siglo. Así que, cada vez que un científico descubre algo nuevo sobre ellos, es como encontrar un tesoro escondido.
Pero aquí viene la parte triste: están en peligro. Los humanos, sin querer, les hacemos daño. El turismo, la caza y otras cosas malas están afectando a estos gigantes lagartos. Por suerte, hay personas que trabajan duro para protegerlos. ¡Espero que los dragones de Komodo sigan viviendo felices y saludables en su isla mágica! 🌴🌏

¿Qué pasó cuando Ale se encontró con uno?
«Con sus ojitos bien abiertos y su corazón latiendo rápido, se encuentra en una isla soleada. El sol le calienta la piel y el aire huele a aventura. Y allí, entre los árboles y las rocas, aparece un dragón de Komodo.
Su piel rugosa y escamosa brilla bajo el sol. Sus ojos son como dos joyas brillantes, observándola con curiosidad. La niña se queda sin palabras. ¿Es real? ¿Es un dinosaurio? ¿O tal vez un monstruo amigable?
El dragón se acerca despacio, moviendo sus patas enormes. La niña puede ver sus garras afiladas y su lengua bífida. Pero no siente miedo. Siente asombro. Es como si estuviera en un cuento de hadas.
El dragón se detiene a unos metros de distancia. La niña puede ver su aliento caliente. ¿Qué hace un dragón de Komodo en su tiempo libre? ¿Lee cuentos de princesas? ¿Persigue mariposas?
La niña sonríe y se agacha para recoger una piedra. La lanza al agua y el dragón la sigue con la mirada. Parece que le gusta jugar. La niña se siente valiente. ¿Quién más puede decir que ha jugado con un dragón de Komodo?
Y entonces, el dragón se da la vuelta y se aleja. La niña lo sigue con la mirada hasta que desaparece entre los árboles. Se siente agradecida por este encuentro mágico. Ha conocido a un verdadero dragón, uno que vive en su isla mágica.
Y mientras camina de regreso a casa, la niña piensa en todas las historias que contará. A sus amigos, a su familia, a todos. Porque no todos los días se conoce a un dragón de Komodo. Es un secreto que guardará en su corazón para siempre.»
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