Ardilla
Las ardillas son animales que comen plantas, como nueces, bellotas, frutas y semillas. No comen carne ni insectos, solo cosas verdes y dulces. Por eso, ayudan a que las plantas crezcan y se reproduzcan, porque cuando comen sus frutos, dejan caer algunas semillas en el suelo, y de esas semillas nacen nuevos árboles y flores. 🐿️🌳🌼

Las ardillas también son importantes para el ser humano, porque nos dan muchos beneficios. Por ejemplo, nos hacen compañía y nos alegran el día con sus saltos y carreras.
También, nos enseñan a cuidar el medio ambiente y a respetar a los animales.
Las ardillas viven en muchos lugares del mundo, pero sobre todo en los bosques, donde hay muchos árboles y plantas. Allí, las ardillas hacen sus casas en los huecos de los troncos o en los nidos de las aves.

También, hay ardillas que viven en las praderas, donde hay mucha hierba y flores. Y también, hay ardillas que viven en las montañas, donde hay nieve y rocas.
Son animales muy rápidos, que pueden correr y saltar muy bien. Tienen unas patas cortas y fuertes, que les permiten escapar de sus enemigos, que son los animales que se los quieren comer.
Algunos de sus enemigos son los halcones, los búhos, las serpientes y los zorros. Las ardillas también tienen una cola larga y peluda, que les sirve para mantener el equilibrio y para abrigarse cuando hace frío.

Las ardillas son animales muy sociables, que viven en grupos llamados colonias. En las colonias, hay un líder, que es el más fuerte y el más viejo, que se encarga de guiar y proteger a los demás.
Se comunican entre ellas con sonidos, olores y gestos, para avisarse de los peligros, buscar pareja y cuidar a sus crías. Las ardillas se reproducen una o dos veces al año, y las hembras tienen entre dos y seis crías, que nacen después de unos meses de embarazo. Las crías de las ardillas son muy tiernas y juguetonas, y se quedan con sus madres hasta que crecen y se independizan.

¿Qué sentí cuando la vi?
“Cuando vi a la ardilla por primera vez, me quedé muy asombrada. Era un animal muy pequeño y bonito, con una cola larga y peluda. Tenía el pelo rojo y blanco, y unos ojos muy vivos. Me acerqué despacio, sin hacer ruido, y le ofrecí una nuez. La ardilla se acercó a mí y cogió la nuez con sus patitas. Luego, la abrió con sus dientes y la comió.
Me miró con agradecimiento y me dejó acariciar su lomo. Sentí su pelo suave y cálido. Me gustó mucho la ardilla, era muy simpática y divertida. Me hizo sentir feliz y curiosa. Quería jugar con ella y conocerla mejor, pero sabía que tenía que dejarla libre. Le di las gracias por ser mi amiga y le di un abrazo.
La ardilla me hizo un ruidito y me dio un besito. Me despedí de ella y le dije que volvería a verla pronto. Me fui con una sonrisa en la cara y un recuerdo en el corazón.”
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