Abejaruco esmeralda
El abejaruco esmeralda es un pájaro que tiene el plumaje de color verde, como una esmeralda. También tiene un poco de azul y de naranja, y una cola muy larga y fina. Su pico es negro y curvado, como un gancho. Tiene unos ojos rojos muy brillantes, que parecen dos rubíes. Es un pájaro muy bonito, ¿verdad?
El abejaruco esmeralda se llama así porque le gustan mucho las abejas. Las atrapa en el aire con su pico y se las come. También come otros insectos, como avispas, moscas y mariposas. A veces también come frutas y flores, pero no tanto como los insectos. Los insectos son su comida favorita.
Es un pájaro muy inteligente. Sabe cómo defenderse de los animales que quieren comérselo, como las serpientes y las aves de presa. Por ejemplo, si ve que una serpiente está mirando su nido, no entra hasta que la serpiente mira hacia otro lado. Así evita que la serpiente lo atrape.
También sabe cómo quitarle el aguijón a las abejas y las avispas, para que no le piquen cuando se las come.
El abejaruco esmeralda es un pájaro muy especial y muy importante para el ser humano y para la naturaleza. Debemos cuidarlo y respetarlo, porque nos ayuda a vivir mejor y nos alegra con su belleza y su canto.
Es importante para el ser humano porque nos ayuda a controlar los insectos que pueden ser molestos o dañinos. Por ejemplo, las abejas y las avispas pueden picarnos y hacernos daño. Las moscas pueden traer enfermedades y ensuciar nuestra comida. Las mariposas pueden comerse las plantas que cultivamos.
El abejaruco esmeralda se come a estos insectos y así evita que nos molesten o nos hagan daño.
Es un pájaro muy sociable. Le gusta estar con otros abejarucos y formar grupos. A veces se juntan hasta 30 pájaros en una rama y se acurrucan unos con otros. Otras veces se bañan juntos en el polvo, para limpiarse las plumas y quitarse los bichitos que les pican. También se comunican entre ellos con un sonido muy bonito, que parece un trino.
¿Qué sentí cuando lo vi?
«Cuando vi el abejaruco esmeralda, me quedé fascinada. Era tan delgado y elegante, con su plumaje verde y azul que resplandecía en el aire. Me acerqué con cuidado, sin hacer ruido, y me miró con sus ojos rojos y su pico largo y negro. Sentí un poco de asombro, pero también mucha alegría.
Quería escuchar su canto, pero sabía que no debía. Era un animal salvaje, y podía volar muy rápido y muy lejos. Me pregunté cómo sería su vida, comiendo abejas y otros insectos. Me sentí muy feliz y muy curiosa de estar tan cerca de él. Era como un tesoro de la naturaleza.»
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