Abeja melífera
La abeja melífera es un insecto que tiene el cuerpo cubierto de pelo y unas antenas en la cabeza. Tiene dos alas y seis patas, y en una de ellas lleva una cestita donde guarda el polen.
El polen es un polvito de colores que sale de las flores y que sirve para hacer miel. La miel es un alimento muy dulce y rico que nos gusta a los humanos y a las abejas.
Vive en una casa que se llama colmena, donde hay muchas otras abejas como ella.
Hay tres tipos de abejas: la reina, que es la única que puede poner huevos; las obreras, que son las que salen a buscar polen y néctar, y que también limpian la colmena y cuidan de las crías; y los zánganos, que son los machos y que solo sirven para aparearse con la reina.
La abeja melífera también es importante para la naturaleza, porque al polinizar las plantas, hace que haya más variedad y más belleza. Las plantas son el hogar y el alimento de muchos otros animales, como los pájaros, las mariposas o las ardillas. Sin las plantas, muchos animales no podrían vivir. Por eso, las abejas melíferas son muy buenas y hay que cuidarlas y respetarlas
La abeja melífera es importante para el ser humano porque nos ayuda a tener comida. ¿Sabes cómo? Pues porque cuando va de flor en flor buscando polen, también lleva un poco de polen de una flor a otra. Eso se llama polinizar, y es muy importante para que las plantas puedan dar frutos y semillas.
Sin la polinización, no tendríamos muchas frutas y verduras que nos gustan, como las manzanas, las fresas, las zanahorias o las calabazas.
¿Qué sentí cuando la vi?
«Cuando vi la abeja melífera, me quedé sorprendida. Era tan pequeña y trabajadora, con su cuerpo peludo y sus alas transparentes. Me acerqué con cuidado, sin hacer ruido, y me miró con sus ojos compuestos y sus antenas que olían. Sentí un poco de temor, pero también mucha admiración.
Quería aprender de ella, pero sabía que no debía. Era un animal salvaje, y podía picar si se sentía molesta. Me pregunté cómo sería su vida, haciendo miel y polinizando las flores. Me sentí muy feliz y muy curiosa de estar tan cerca de ella. Era como una maestra de la naturaleza.»
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