Ballena azul
¿Sabes qué? Te voy a contar algunas cosas que seguro que te van a gustar mucho.

Las ballenas azules son los animales más grandes del mundo. Son tan grandes que si pusieras tres autobuses uno detrás de otro, tendrías una ballena azul. ¡Imagínate lo que ocuparía en tu patio de recreo.
Las ballenas azules pesan muchísimo. Tanto, que hacen falta treinta elefantes para igualar el peso de una sola ballena azul.

Tienen un corazón enorme, del tamaño de un carrito de golf. Eso es más grande que tú y que yo juntos. Su corazón late muy despacio cuando se sumergen en el agua, solo dos veces por minuto.
Las ballenas azules también tienen una lengua muy grande, que pesa lo mismo que un elefante.
Con esa lengua pueden comer mucho krill, que son unos bichitos muy pequeños que viven en el mar. Las ballenas azules se comen cuatro toneladas de krill al día, que son más de 40 millones de bichitos. ¡Qué hambre tienen!

Las ballenas azules son muy ruidosas. Hacen unos sonidos muy fuertes que pueden viajar cientos de kilómetros por el agua.

¿Qué sentí cuando la vi?
“Cuando vi la ballena azul por primera vez, no podía creer lo grande que era. Era como una montaña que se movía en el agua. Me parecía un sueño.
Me acerqué con cuidado y le toqué la piel. Era suave y húmeda. La ballena me miró con sus ojos grandes y brillantes. Sentí que me entendía y que quería ser mi amiga. Le sonreí y le dije que era muy bonita y que me gustaba mucho.
La ballena me hizo un ruido como si me hablara. Era un sonido muy dulce y fuerte. Me hizo cosquillas en el oído. Me reí y le di las gracias.
La ballena me invitó a nadar con ella. Me agarré a su aleta y me llevó por el océano. Vi muchos peces de colores y plantas marinas.
Era como un cuento de hadas. Me sentí muy feliz y libre. La ballena me enseñó muchas cosas sobre el mar y sobre la vida. Me dijo que las ballenas son muy inteligentes y que se cuidan unas a otras.
Me dijo que los humanos debemos respetar la naturaleza y proteger a los animales.
Me dijo que me quería y que siempre me recordaría. Yo también le dije que la quería y que nunca la olvidaría.»
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