Historia de Ale y el tiburón
Había una vez en la hermosa ciudad de Granada, una niña curiosa y aventurera llamada Alejandra. A sus 7 años, Alejandra soñaba con explorar los misterios del mar. Un día, sus padres le anunciaron que irían de vacaciones a la costa, donde el mar azul besa las arenas doradas.
Durante su viaje, Alejandra estaba emocionada por la posibilidad de ver de cerca la vida marina. Sus padres la llevaron a un paseo en barco en un área conocida por su rica biodiversidad. Con su pequeño chaleco salvavidas puesto y sus ojos brillantes de emoción, Alejandra miraba fijamente el agua cristalina, esperando ver algo maravilloso.
De repente, el guía del tour señaló hacia una sombra oscura en el agua. “¡Mira, un tiburón!” exclamó. Alejandra se asomó con cautela y vio al tiburón moviéndose grácilmente en su hábitat natural. Era un tiburón ballena, el pez más grande del mundo, pero gentil y pacífico. El tiburón parecía danzar en el agua, y Alejandra quedó hipnotizada por su belleza y elegancia.
El encuentro fue breve, pero Alejandra sabía que sería un recuerdo que atesoraría para siempre. Aprendió que incluso las criaturas que parecen temibles pueden ser amables y que el océano estaba lleno de maravillas esperando ser descubiertas.
Y así, Alejandra regresó a Granada con una historia increíble y un nuevo sueño en su corazón: proteger los océanos y todas las criaturas mágicas que en ellos habitan.
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