Historia de Ale y el guepardo
Había una vez una niña llamada Alejandra, de tan solo 7 años, que vivía en una pequeña ciudad en España. Aunque su mundo estaba lleno de libros y juegos en el parque, su corazón anhelaba aventuras más allá de las calles familiares.
Un día, sus padres le sorprendieron con una noticia emocionante: iban a viajar a la sabana africana. Alejandra no podía contener su emoción. Imaginaba leones rugiendo, elefantes majestuosos y jirafas que se alzaban hacia el cielo. Pero lo que no esperaba encontrar era a un guepardo.
Cuando llegaron a la sabana, Alejandra estaba asombrada por la vastedad de la tierra. El aire olía a hierba seca y aventura. Sus padres la llevaron en un safari en jeep, y mientras observaban a los animales desde la distancia, Alejandra no podía evitar sentir que algo la observaba también.
Y allí, bajo un árbol solitario, vio al guepardo. Su pelaje estaba salpicado de manchas doradas, y sus ojos verdes brillaban con curiosidad. Alejandra se quedó sin aliento. El guepardo se acercó lentamente, como si supiera que ella no era una amenaza.
Se miraron fijamente durante un largo momento. Alejandra extendió la mano, y para su sorpresa, el guepardo se acercó aún más. Sus patas eran ágiles y poderosas, y su ronroneo era como una melodía suave en el viento.
Alejandra y el guepardo se convirtieron en amigos inseparables durante su estancia en la sabana. Jugaron a las escondidas entre los arbustos, corrieron por las llanuras y compartieron secretos bajo la luz de la luna. El guepardo la protegía de los peligros de la naturaleza, y Alejandra le contaba historias sobre su vida en España.
Cuando llegó el momento de regresar a casa, Alejandra lloró. El guepardo la miró con tristeza, y ella prometió volver algún día. Aunque su familia volvió a su rutina diaria, Alejandra nunca olvidó al guepardo y la magia de la sabana africana.
Y así, la niña de 7 años llamada Alejandra llevó consigo un recuerdo inolvidable: la amistad con un guepardo en la vasta y hermosa sabana africana.
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