
Historia de Ale y Blade
Había una vez una niña llamada Alejandra, de siete años, que vivía en una casa con tejas rojas al borde del campo. Su compañero más fiel era un gato British Shorthair de pelaje crema, al que cariñosamente llamaba Blade.
Alejandra y Blade compartían aventuras todos los días. Por las mañanas, cuando el sol apenas asomaba, Alejandra se despertaba con el ronroneo suave de Blade en su cama. Juntos desayunaban: ella con su tazón de cereales y él con su platito de bolitas.
El campo detrás de la casa era su territorio de exploración. Alejandra y Blade se aventuraban entre los árboles, saltando sobre raíces y descubriendo secretos. A veces, encontraban huellas de otros animales: conejos, zorros o incluso algún ciervo curioso. Blade siempre iba delante, con su cola esponjosa en alto, como si estuviera liderando la expedición.
En las tardes, cuando el sol se ponía, Alejandra y Blade se sentaban en el alféizar de la ventana. Observaban cómo las luciérnagas comenzaban a parpadear en el jardín y cómo la luna se alzaba en el cielo. Alejandra le contaba a Blade historias sobre estrellas y constelaciones, y él la escuchaba atentamente, como si entendiera cada palabra.
Los días de lluvia eran los mejores. Alejandra y Blade se acurrucaban en el sofá, bajo una manta suave. El gato ronroneaba mientras ella le leía cuentos de hadas y aventuras. A veces, Blade se subía al regazo de Alejandra y se quedaba dormido, con su pelaje crema brillando bajo la luz de la lámpara.
Pero no todo era tranquilidad. Una vez, Blade se escapó por la ventana y se perdió en el campo. Alejandra lo buscó durante horas, con lágrimas en los ojos. Finalmente, lo encontró en lo alto de un árbol, maullando asustado. Desde entonces, Alejandra le prometió que nunca más lo dejaría solo.
Así pasaban los días, entre risas y travesuras. Alejandra y Blade eran inseparables. Juntos, exploraban el mundo y se cuidaban mutuamente. Y aunque Alejandra creciera, siempre recordaría aquellos momentos mágicos junto a su querido gato crema llamado Blade.
Y así, en esa casa al borde del campo, la amistad entre Alejandra y Blade florecía como las flores en primavera, eterna y llena de cariño. 🌸🐾
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